jueves, 4 de septiembre de 2008

Si pudiera pasaría el día en el mar

Dije adiós a mi Fany. Mi niña que despertó mi instinto materno por tener que estar siempre pendiente de ella. Su alegría me ha salvado en más de una ocasión y sus lágrimas me han parecido las más sinceras que he visto nunca. Tantos momentos de risas, de mates, de Lost, de conversaciones, de canciones, de gitaneo... Cada mañana me hacía sentirme en casa preguntándome si había hecho café, cada noche me recordaba que estaba lejos de casa ofreciéndome mate. Fany es de esas personas que te arrastran en su torbellino, su cabeza va a cien por hora y cuando algo tiene que salir sale a borbotones, las ideas, los sentimientos, las palabras... Cuando tenga el "barquito pa' irme a navegar" sin duda estará en él.

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