lunes, 17 de noviembre de 2008

Simplemente Miguel

Se que aún no se ha terminado, pero hoy me apetecía hablar de él.

Miguel y yo nos conocíamos antes de conocernos, por eso cuando por fin coincidimos ya sabíamos cada uno quién era el otro. Nuestra amistad fue desde el principio como “de toda la vida”. Muchas cosas en común y muchas diferencias. Sólida base. Trabajar con él es fácil, es seguro, si está Miguel está todo controlado. Soy una más de su legión de amigos, y es que Miguel tiene muchos amigos, pero amigos de verdad. Él lo necesita, necesita tener cerca personas de confianza, necesita que lo quieran y querer. Y sabe que estamos ahí. Que nos tiene, como nosotros sabemos que lo tenemos.
Ahora es feliz y nos contagia su felicidad.
Personalmente lo quiero, lo respeto y lo admiro. Como todo el mundo.
Miguel tiene un corazón inmenso, siempre está ahí, percibe tu estado de ánimo y lo eleva al nivel correcto cuando lo ve bajo y se une a la fiesta discretamente cuando lo ve alto, te ayuda a levantarte en los fracasos y celebra tus triunfos. Por eso todo el mundo le quiere.
Miguel tiene las ideas claras, la cabeza amueblada y siempre sabe de qué lado está, siempre. Sabe argumentar sus convicciones, escuchar e incluso adaptarse a las de los demás.
Por eso todo el mundo le respeta.
Miguel siempre tiene la frase exacta, la broma perfecta, la idea brillante. Tiene claro lo que quiere y lo consigue. Miguel es leal.
Por eso todo el mundo le admira.

Hasta sus enemigos, que puede que los tenga, pero nosotros somos más.

Sólo pediría una cosa:
Que se case ya! Por favor!!!!
Estas últimas semanas han sido de celebración continúa, está tan contento con su boda que no nos deja parar. Estos son algunos de los mejores momentos vividos. Hay muchos más. Pero todos tienen algo en común: risas, muchas risas.
Abrazo común a lo Acosta. En Calvestra, la despedida oficial. Gran noche. Y nosotros con él.

Cristina, la mujer que nos ha hecho a todos felices por hacerle feliz a él. Gracias Cristina.

El amor se contagia, está en el aire.

Su Corte de Honor.
Nota: Para saber más de esta noche consultad el blog de Jaime.

Él siempre lleva la voz cantante, pero su coro siempre le acompaña.

Posición bastante habitual, circulo, amigos y charla. Y risas, siempre risas.

El padre Miguel, siempre dispuesto a perdonar los pecados... y a imponer penitencias.
Sobre todo en caso de asesinato.

Virginia, un gran descubrimiento. La sonrisa más contagiosa que he visto nunca. Me la quedo.

Otra de las virtudes de Miguel, reirse de todo y con todo, de todos y con todos.

El otro Miguel, el cocinero. Prim tiene unos amigos muy hacendosos.
Pons nos alimenta el cuerpo, la mente y el espíritu.

Miguel consigue lo que no ha conseguido nadie.

Y tras las copas... choricitos al infierno. Lo mejor para reponer fuerzas. Sea la hora que sea.

Kilómetros y kilómetos. Y kilómetros.

Sus amigos son su sostén, como él es el sostén de sus amigos.

Peligroso con un micrófono en la mano. Emocionado y agradecido.

Alguien dijo que si se hubiera caido la finca este año no se plantaban fallas en Valencia.

Gracias Miguel, por estar ahí y compartir conmigo tu felicidad.