miércoles, 25 de febrero de 2009

La sorpresa de la sorpresentació

Si esto fueran los Óscar o los Goya creo que mi discurso sería más o menos así.


Gracias al que confió en mí. Gracias a quienes me han felicitado, gracias a los que se han alegrado, me siento orgullosa de hacer feliz a la gente a la que quiero y me quiere. Gracias al que nunca perdió la confianza, a los que tuvieron fe ciega. A los que no se dejaron llevar por el desánimo. Gracias a los que no dudaron en venir a ver la representación sólo por apoyarnos y estar con nosotros, sin saber lo que iban a encontrarse. Gracias a los que abrieron las puertas. Gracias a los que siempre estuvieron ahí. A los que no me dejaron bajar los brazos. Gracias a los que se dejaron contagiar la ilusión. A los que han llamado o han mandado mensajes sinceros. Gracias a los que rieron, también a los que lloraron. Gracias al día en el que se nos ocurrió meternos en este proyecto que sólo ha dado cosas buenas. Gracias por permitirme disfrutar tanto en un momento en el que hay tan pocas ocasiones de hacerlo. Gracias a todos los que se implicaron hasta el final. Y también me acordaría de mi pueblo, como Pe. Gracias Russafa.

Hice trampas. Lo confieso. Llevaba conmigo varios talismanes con los que sabía que nada podía salir mal. Uno era este, una nota manuscrita llegada desde el otro lado del océano.


El otro venía conmigo.

Y el otro lo tenía alrededor.

Gracias

Lo hicieron porque no sabían que era imposible.

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